Imagino cosas que nunca me gustaría que ocurriesen. Cosas dolorosas, imágenes en mi cabeza. Repetitivas imágenes que son capaz de amargarme la existencia.
Sé y tengo bastante claro que TODO acabará un día. Que llegará a suceder, y será entonces cuando me arrepienta de todo esto. De lo que dije, de lo que no...
Porque no tenemos todo el tiempo del mundo. No.
No somos conscientes de que la vida tal y como la conocemos hoy en día mañana puede no estar. No ser la misma. 
Y, si algunos tenemos claro esto, ¿por qué no reaccionamos y hacemos eso que tanto necesitamos, pero que una y otra vez aplazamos? ¿Por qué?
¿Es acaso por vagancia? ¿Orgullo? 
Si es así, deja que te diga una cosa, pequeño ignorante; Abrirás los ojos un buen día y verás que se te acabó el tiempo. 
Que, mientras dormías, el mundo pasaba ante tus ojos, esos que cerrabas conscientemente. 
Verás que esa oportunidad se esfumó delante de ti, que ya no volverá. No habrá vuelta atrás...

Y he aquí mi pregunta: ¿Dejarás que eso suceda? Aplazando una y otra vez lo que debías haber hecho ya. ¿Podrás vivir con el dolor que habrá causado tu tardía?

Por mi parte, no pienso averiguarlo. Haré eso que tantísimo me acojona, que aplazo. 
Eso a lo que invento una excusa tras otra para no hacerlo por temor, vergüenza o, dolor. 

¡Adelante! Ármate de ovarios y ve a por eso que tanto deseas.