Hundirme en la cama.
En mi propia agonía.
En mi propio caos...
Dar la bienvenida a mis más oscuros pensamientos, otra vez.
Estar alerta, permanecer quieta. Inmóvil. Sólo esperar.
Esperar lo que está por llegar.
Llegar...
Llegará.
¿Y luego qué?
Quizás todo o quizás nada.
El cielo o el infierno.
La vida o la muerte.
Extremista hasta que dé mi último aliento, ¿no?
Desvaríos y más desvaríos en una noche fría y oscura de invierno.
Sólo eso.
Sólo nada.
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