Sin nada que hacer, sin lugar a donde ir.
Despiertas y te das cuenta de cómo te va en la vida, de lo que tienes, de lo que no...
Caminas y caminas, no encuentras sitio en el que estar, no te encuentras a gusto en ningún lugar.
Cambiar, crecer, volar... Vivir.
Te detienes y observas todo lo que te rodea.
De repente te invade una dulce alegría, una sensación de paz y tranquilidad. Felicidad.
No estás sola, ahora no te sientes nada. Las sensaciones amargas han desaparecido al fin, ahora puedes vivir y tener aquel final que marcará tu porvenir.
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