Recuerdo las primeras gotas de agua recorrer mi cuerpo, el tembleque que me produjo, la sensación de alegría y cosas raras que vino como si fuera uno.
Te recuerdo a ti, empapado, con una sonrisa que tan solo desprendía enorme felicidad, sensación de paz... ¿y sabes qué? Me transmitiste todo aquello de golpe, fue entonces cuando me abrazaste tan fuerte que pude escuchar los latidos de tu corazón.
Aumentaba y disminuía a la vez...
Cuando te besaba su velocidad se multiplicaba, cuando te miraba a los ojos también... Siempre aumentaba.
Recuerdo la espuma del gel. Nuestro pequeño juego que hicimos con el. Cómo se introdujo en mi nariz y no paramos de reír hasta pasados los minutos.
Recuerdo, cuando me dijiste que me girase para echarme gel en la espalda. Al principio no quería, pues me moría de los nervios y la vergüenza. Pero, después... desconecté y me dejé llevar por el momento, por aquel maravilloso momento.
Lo recuerdo todo como si hubiese sido ayer.
Sólo ducharnos. ¿Qué otro chico haría eso? ¿SÓLO ducharse con su novia?... Sin hacer nada más, nada sexual.
Sonará tonto e incluso idiota pero, fue un gran paso para mí. Un nuevo camino que seguir junto a ti.
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